Para sanar una
herida de amor, hay que dejar de tocarla.
Cada vez que recuerdas, te duele; te duele… Seguirá doliendo
mientras te hundas en tus tristezas del ayer. Cuando te parece tocar fondo, es
porque llevas un tiempo recordando lo que deberías olvidar. No es bueno ni sano
vivir cada día sufriendo tus pérdidas, no serán las últimas pues es ley de
vida, siempre hay algo o alguien que nos hará sufrir.
En estos tiempos que vivimos rodeadas de internet, cable y
comodidades que nos ayudan a vivir mejor, parece que para nosotros todo pasara
de largo, nos convencemos por los consejos que nos enseñan a seguir adelante,
pero siempre acabamos recordando todo aquello que nos hizo daño.
Seguimos recordando y sufriendo. Olvidar no es un tema fácil,
es un proceso que lleva trabajo. Las tristezas del corazón son las más grandes,
y las más difíciles de asumir.
Muchas veces no somos capaces de salir de la agonía que el
pasado nos provoca, así que necesitamos hablarlo con alguien y recurrir a pedir
ayuda.
Has compartido una vida con una persona y de pronto te
despiertas y ya no sigue a tu lado, se ha ido, y tal vez por su culpa, por ser voluble,
frívola, presumida o intolerante en sus actos.
Tus penas las llevas grabadas en tu cara y lo único que logras así es alejar a la gente buena que
tienes a tu lado, porque en esos momentos sólo ves por ti, por lo que estás
pasando, sin darte cuenta que quizás la solución está más cerca de lo que
piensas.
Deja de tocar esas heridas, sólo así podrán dejar de sangrar
para que te puedas recuperar poco a poco.
Que un desengaño no acabe contigo, al contrario, en tus manos
está que ese desengaño te haga ser más fuerte. A partir de ahora estarás más
atento y poco a poco tu vida se irá ordenando.
Tú puedes salir adelante ― No permitas que nadie te derrote, sabemos
lo que queremos, y logramos lo que nos proponemos. Es tu hora de decir: “Voy a
salir adelante”. Claro que lo harás. Eres y serás siempre una persona con mucho
valor.
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