AMORES QUE NO SE OLVIDAN…
Cuando la perturbación amorosa
conduce al dolor. No matan con una bala. No matan con un cuchillo. Matan con la
mentira, con la incertidumbre, con la espera desgastada, con el esfuerzo
inútil.
Quienes lo sufren tienen pedazos de vidas
desperdiciadas. Personas con talento, potencia y vitalidad que se consumen en
el dolor de un amor imposible o, para decirlo de un modo más ajustado, en el
desamor.
Cuando elegir desde el deseo parece
ser la forma más sana y funcional para comenzar a edificar una relación de amores
que matan donde aborda la situación de los vínculos tóxicos de amores fugaces
El tumulto, las tiendas, la gente, todo
giraba a mi alrededor hasta que le vi, hasta que su mirada se cruzó con la mía,
en aquel momento lo supe, y todo a mi alrededor dejó de existir, solo estábamos
ella y yo.
Cada cierto tiempo quedábamos en el mismo
parquecito, en esos instantes me perdía en la intensidad de su mirada, pero por
unas cosas o por otras, aquello tan lindo fue muriendo. El día que le abrí mi
corazón, que me decidí a decirle lo que sentía, fue el día más feliz de mi vida.
Pero una vez que estas en lo más alto,
comienzas a descender, así como nuestra relación se fue deteriorando más y más.
Tal vez la rutina hizo mella en esa relación.
Cada vez que la veía, pensaba en ella y la
imaginaba, era la que provocaba en mí una felicidad indescriptible que ya no
tenía, yo sabía que me quería, pero yo no podía dejar de pensar en ella…
No era tan atractiva que digamos, pero a
veces en cuestiones del amor nadie entiende como suceden las cosas, todo
comienzo es muy bello, pero con el pasar del tiempo todo se fue complicando tal
vez por la distancia, por algunos desencantos o desencuentros que se dieron.
A los tres meses rompimos porque ella lo
quiso así y nunca lo entendí y decidí no mantener contacto. Decidí sacarla de
mi vida y olvidar a mi ex y al noviecito por el que me dejo.
Transcurridos más de año y medio la vida
te lleva por muchos caminos. Yo conocí a más chicas, tienes más desengaños, aprendes
de las caídas, pero jamás logré olvidarle, cada noche seguía pensando en su
mirada. Una mirada que busqué y que no volví a encontrar frente a frente.
MARUESVA.
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